Por: Basilia Fernanda Cuevas Cuevas.
Hoy llegué tarde a la escuela, mi despertador no sonó y desde que no tengo celular no me despierto, pues por la mañana no escucho otro sonido más que mi canción favorita… con la que acostumbraba despertar. Ahora mi vida es muy complicada…
Mis amigas están enojadas conmigo porque dicen que ya no me acuerdo de ellas, que ya ni siquiera procuro enviarles un mensaje, ni por celular ni por Facebook; que ya no saben nada de mí y la verdad es que yo tampoco sé nada de ellas, lo último de lo que me enteré es que mi mejor amiga tuvo una cita el mes pasado y no le pude aconsejar bien, ¡oh mi amiga! Cuánto me ha de necesitar.
La situación es más complicada de lo que pensé… Mi novio me aborrece, cree que ya no me interesa porque no sabe cómo localizarme, y la verdad eso está arruinando nuestra relación.
He perdido toda comunicación con el exterior, siento que ya no existo en la vida de mis seres queridos, como si nunca los hubiera conocido, como si nunca podría volver a verlos.
No puedo cumplir con tareas porque no sé cómo comunicarme con mis compañeros de clase.
Voy a clase de Conchita porque no veo la publicación en Facebook de que la maestra va a faltar.
Un amigo me odia porque la última vez que le mandé un mensaje fue para cobrarle un boleto.
Y mi padre aún no sabe que llegué sana y salva a Saltillo porque no he podido contactarlo desde que terminaron las vacaciones; tuve que regresarme solita desde Zacatecas, y me pidió que le informara cuando llegara a mi casa. ¡¿Con qué se supone que le voy a informar?!
En fin, la verdad es que ya no me puedo consolar ni yo sola porque ¡tampoco puedo escuchar mi música en mi celular!
Mi vida se ha vuelto un caos… lo voy a publicar… espera… ¡No tengo Internet!
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